¿Qué ocurre con la gente que te chantajea emocionalmente?
Nada y todo.
Estás perdido. Sabes que hagas lo que hagas, vas mal. Muy mal. Porque si cedes al chantaje, a la manipulación, te sentirás mal contigo mismo. Y si no cedes, la otra persona se sentirá mal.
Pero…
Cuidado, es una trampa. La otra persona siempre, óyeme, SIEMPRE, se sentirá mal. Y lo hará para que tú hagas, no lo que quieres hacer, sino lo que esa persona quiere hacer. El truco consiste en que tienes que ceder, tienes que sucumbir a sus deseos, claudicar de los tuyos. Cede, y esa persona será feliz. Cede, y te manipulará toda tu vida.
No entres en su juego.
Porque si no sucumbes, esa persona arderá pronto. Le comerá la rabia. Sí. Será así. Y tú te sentirás mal. Porque en cierta manera estás enganchado, atrapado. Cuidado con las dependencias emocionales, con los apegos.
Prosigamos.
Tú te sentirás mal.
Un día.
Y otro.
Y otro.
Hasta que por fin, los chantajes ya no funcionen. Con suerte, ni los detectarás. Te intentarán embaucar y tú dirás: ‘No, gracias’. Y sólo tendrás que decir ‘No’ una vez. ¿Por qué? Porque esa persona ya sabe que no quieres jugar con ella. Se han repartido las fichas y tú no has querido jugar. No te interesa ese juego. El juego de la culpa. El juego de los buenos y los malos. No.
Tú eres tú. Él o ella es él o ella. Ambos queréis lo mejor para vosotros mismos (¡como todo el mundo, joder!). Y si es posible, que todos salgan bien parados. El mejor juego es aquel en el que todos ganan. Y por desgracia, nos han enseñado que en todos los juegos alguien gana y alguien pierde.
Tú puedes decidir adónde quieres que te lleve el instante siguiente de tu vida.
Y la otra persona tiene el mismo don de elegir su próximo instante.
Pero lo que es una crueldad es querer controlar y dirigir cual director de orquesta, el siguiente instante, momento, hora, día, semana, mes, año de otra persona. Y todo ¿para qué? Para que uno pueda ser feliz y otro a su vez sea un desgraciado.
¿Adónde va el humo cuando la ventana está cerrada?
No va a ninguna parte, permanece contigo.
¿Adónde vas, cuando no abres la ventana para que salga lo viejo y entre lo nuevo?
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A ninguna parte.
Hoy hemos hablado de…
Relato ‘Eight o’clock in the morning‘, de Ray Nelson:
Libro Timocracia, de Rubén Sánchez.
¡Vamos hablando!